El
ascenso hacia la azotea se emprendía por las escaleras de servicio ubicadas en
el segundo patio o azotehuela. Al llegar arriba, la gran atracción era las
vistas panorámicas hacia los diversos puntos cardinales de la ciudad… Otro uso
de la azotea era para hacer retratos, ya que a toda hora contaba con la luz
necesaria para fotografiar a los niños y las niñas que toman el sol, a las
mujeres ensayando los pasos para el próximo baile y al joven posando con las
torres de Catedral al fondo.
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